El consentimiento, en el centro del juicio por violaciones en Francia

A raíz del caso Pelicot, el nuevo ministro de Justicia francés, Didier Migaud, dijo estar a favor de legislar sobre el consentimiento sexual, como ya hicieron otros países europeos como Suecia o España.

La cuestión del consentimiento, sistemáticamente ausente de la mente de los agresores sexuales de Gisèle Pelicot, resurge de manera recurrente en el megajuicio por violaciones en Francia, que podría conducir a un despertar social e incluso a un cambio legal.

Ninguno de los acusados que declararon por ahora ante el tribunal de Aviñón, en el sur de Francia, se había preocupado de lograr el acuerdo de la víctima, a la que agredieron en un estado inconsciente después que su marido la drogara a escondidas."Nunca obtuve el consentimiento de la señora Pelicot, solo puedo constatar los hechos", admitió Lionel R., de 44 años. Mathieu D., de 53 años, dijo que se dio cuenta cuando fue arrestado y Fabien S., de 39 años, aseguró: "No presté atención".

Otros acusados se escudaron en un "consentimiento por procuración", como explicó el presidente del tribunal Roger Arata, subrayando que "la cuestión del consentimiento es central en este juicio" que acaparó la atención mundial.

"Como el marido me dio permiso, yo pensaba que ella estaba de acuerdo", se defendió el lunes Andy R., de 37 años, en referencia a Dominique Pelicot, quien entre 2011 y 2020 contactó a decenas de hombres por internet para que violaran a su esposa, drogada.

El testimonio de los acusados se parecen y obedecen al mismo patrón dictado por el ahora exmarido: acudir de noche al domicilio de la pareja, desnudarse en la cocina y calentarse las manos antes de entrar con sigilo en la habitación para no despertar a Gisèle.

En ningún momento, según los videos hallados en la computadora del principal acusado, los agresores intentan entablar contacto con ella para asegurarse de su consentimiento en lo que algunos calificaron de "juego sexual".

Paradójicamente, fue el organizador de las agresiones, Dominique Pelicot, quien se erigió en fiscal durante el juicio, asegurando que "todos sabían" la situación. "Sin consentimiento, es violación", declaró el 17 de septiembre. "Mi cliente no se lo cuestionó y eso es culpa suya. ¿Pero tenía los códigos y la educación necesarios? Se precipitó con el único objetivo de tener relaciones sexuales", dijo a la AFP el abogado de uno de los acusados.

"¿Se puede castigar del mismo modo a alguien que lo sabía y a alguien que no quería o no podía llegar a saberlo?", agregó este letrado, que pidió permanecer en el anonimato. Pero no todos los abogados comparten esta línea de defensa, como Patrick Gontard, para quien, incluso si se responde a un anuncio en un sitio web libertino, "hay un antes y un después con la entrada en la habitación". "Una persona dormida, sedada o bajo los efectos de drogas o alcohol no está en condiciones de dar su consentimiento", señala la jurista Catherine Le Magueresse, investigadora asociada del Instituto de Ciencias Jurídicas y Filosóficas de la universidad Panthéon-Sorbonne.

Aunque la experta considera que, en el caso de Gisèle Pelicot, no se debería ni discutir del consentimiento visto el estado en el que estaba, sí aboga por un cambio en la legislación que incluya esta noción.

¿Cambio legislativo?

"Alguien que no dice nada no consiente; alguien que dice no obviamente no consiente, y alguien que dice sí se considerá que consiente si su sí (...) no está viciado por un defecto de consentimiento", agrega.

El viernes, el nuevo ministro de Justicia francés, Didier Migaud, se dijo favorable a legislar sobre el consentimiento, como ya hicieron otros países europeos como Suecia o España.

Actualmente esta noción no aparece explícitamente en el Código Penal que define la violación como "todo acto de penetración sexual de cualquier tipo, todo acto bucogenital cometido sobre otra persona (...) mediante violencia, coacción, amenaza o sorpresa".

Un "acto penetración sexual cometido sobre una persona que duerme o bajo los efectos del alcohol o de las drogas" se considera una "violación por sorpresa", precisa la administración francesa en su sitio web oficial.

Algunas feministas contestan un eventual cambio legislativo, al considerar que se ignoran las situaciones en la que se consiente por la fuerza. "La violencia sexual no es solo una cuestión de consentimiento", según Elsa Labouret, vocera de Osez le féminisme. Como mínimo, este mediático juicio tendrá el mérito de "cuestionar nuestras prácticas íntimas", según la experta Catherine Le Magueresse. "¿Nos hemos preocupado realmente siempre de que nuestros deseos sean recíprocos?", se pregunta.