El padre Federico de San Vicente se recibió de bombero voluntario y podrá asistir a emergencias

El cura de la Parroquia de San Vicente ya era el Capellán de la institución desde 2019. Ahora completó el curso de bombero y está listo para salir en auxilios.

El cura de San Vicente ahora también es bombero. El padre Federico Piserchia, administrador de la Parroquia San Vicente Ferrer, completó en 2023 el curso de formación y ya forma parte del cuerpo activo de los Bomberos Voluntarios. En diciembre pasado, junto a otros 14 egresados que completaron el curso de dos años de formación, se incorporó oficialmente al cuartel, y solo restan algunos detalles administrativos para que quede habilitado para salir a colaborar en incendios y emergencias.

En diálogo con El Diario Sur, Federico, de 40 años, habló sobre sus expectativas de cara a la tarea de ser bombero: “Me veo bien, yendo no sólo como bombero sino también como sacerdote, para contener a las personas en situaciones complicadas como las que se pueden dar. No solo con la pericia técnica si no también llevando un acompañamiento en situaciones dolorosas, que es donde siempre están los bomberos. Y además me siento preparado, porque si nos aprobaron es porque consideran que ya estamos listos para asistir en las emergencias”.

Federico está al frente de la Parroquia de San Vicente desde 2017 y en 2019 se convirtió en capellán de la Asociación de Bomberos, lo que implica una tarea de asistencia religiosa para ellos y sus familias. En ese marco, su inserción en la comunidad fue tan fluida que las autoridades del cuartel le sugirieron que tome el curso para ingresar al cuerpo activo. Ya existía un antecedente que los vecinos de la ciudad recuerdan, el del Padre Eduardo Maffia, cura de San Vicente y bombero voluntario entre 1975 y su fallecimiento en 1982.

“Cuando me ofrecieron esta posibilidad tuve que discernirlo, porque mi primera tarea en el pueblo y mi vocación que amo es la de ser sacerdote. Pero la verdad que también como sacerdote puedo acompañar a la comunidad bomberil, que es muy linda y está muy exigida”, destacó el párroco. El curso comenzó en junio de 2022 y se extendió hasta diciembre de 2023, con dos jornadas de capacitaciones por semana, con clases teóricas y actividades prácticas que incluyen áreas como la emergentología, la manipulación de materiales peligrosos y la psicología de emergencias.

“Fue una experiencia hermosa porque significó volver a estar del otro lado, como alumno, como discípulo, con humildad, tener que aprender de cero sobre algo que no sé nada. Y también ver el esfuerzo que hacen los aspirantes por su anhelo de ser bomberos”, remarcó Federico, que es profesor de catequesis y de filosofía, y está al frente de la gestión del Instituto San José; es oriundo de Temperley y en su tarea como sacerdote pasó por iglesias de zonas marginales de Lomas de Zamora.

Por su locación privilegiada en la vivienda de la Parroquia, Federico pasará a formar parte del cuartel central, que le queda a menos de una cuadra. Sobre el folklore de la vida de los bomberos, caracterizada por las reuniones, los mates y los asados, el cura dice que ya se siente parte de ese ámbito, porque desde que es capellán que es invitado a los encuentros. “Se habla de que esto es una familia y es verdad, porque nos cuidamos los unos a los otros. Somos más de cien bomberos, con lo cual hay gente muy diversa, pero hay un denominador común que son ciertos valores que nos permiten avanzar como un cuerpo”, marcó.

Por último, el sacerdote pidió a la comunidad que trate de colaborar con los Bomberos: “Siempre digo que nos sumemos. Uno puede sumar en estas comunidades no solo con el dinero, sino también con el talento y con el tiempo. Involucrarse es muy importante para que los bomberos puedan continuar con su tarea de preservar vidas y bienes”.