El emotivo reencuentro con Ella: roban a una perra en La Plata, pero el caso se viraliza y el ladrón la devuelve
La movilización ciudadana en redes sociales fue clave para que una joven veterinaria de La Plata pudiera reencontrarse con su perra, robada a plena luz del día. El caso expuso tanto la crueldad como la empatía de los extraños.
Cinco horas bastaron para que la vida de Anastasia Papes, una veterinaria de La Plata, diera un vuelco emocional absoluto. El viernes por la tarde, mientras atendía a un paciente en su consultorio de calle 17 y 67, muy cerca del Parque Saavedra, su perra galga llamada Ella desapareció. Lo que inicialmente parecía una pérdida accidental resultó ser un robo premeditado.
Papes, al notar la ausencia del animal, comenzó una desesperada búsqueda. Consultó con comerciantes de la zona y, gracias al testimonio de un kiosquero, supo que unos hombres habían estado preguntando por la perra. Las cámaras de seguridad lo confirmaron: la habían estudiado, se acercaron, la cargaron y huyeron en una camioneta blanca.
Sin perder tiempo, la joven profesional publicó en redes sociales las imágenes del vehículo y la descripción del hecho. En cuestión de horas, la historia se viralizó en La Plata y despertó una ola de solidaridad. Vecinos colaboraron con imágenes, datos e incluso ofrecieron ayuda para identificar la patente del vehículo. El caso ganó tracción y empezó a circular por medios digitales y grupos comunitarios.
La presión social fue tal que, poco después, el propio ladrón contactó a Papes. Había visto su número en una de las publicaciones. Le dijo que se había llevado a la perra porque “la había visto sola”. La excusa no convenció, pero permitió lo más importante: el reencuentro. “Fueron las peores cinco horas de nuestra vida. No me podía imaginar a Ella viviendo otra vida”, expresó conmovida la joven tras abrazar nuevamente a su compañera de cuatro patas.
Durante ese tiempo, también recibió múltiples intentos de estafa. Personas la contactaron fingiendo haber encontrado a Ella, pidiéndole dinero a cambio de su devolución. “Me decían que la habían comprado, que si les pagaba lo que habían gastado me la devolvían. Incluso me preguntaban por una camioneta que no tenía nada que ver”, relató.
Finalmente, gracias a la reacción en cadena que generó la difusión masiva, Ella volvió a casa sana y salva. No sufrió daños físicos y, según Papes, se encuentra en perfecto estado.
La joven aprovechó para agradecer a quienes se movilizaron: “No puedo explicar la cantidad de gente que se involucró. Gracias a eso la devolvieron. A pesar de la gente mala, hay más gente buena en este mundo, y eso me da esperanza”.
El caso no solo dejó al descubierto la frialdad con la que algunos pueden actuar, sino también la potencia transformadora de una comunidad conectada por la empatía. En este caso, la tecnología y la solidaridad salvaron una vida, aunque no humana, igualmente querida.